El presidente valenciano, Carlos Mazón, ha cesado a Salomé Pradas como consellera tras quedar enredada en sus mentiras sobre la calamitosa gestión de la tragedia de la DANA. Mazón ha puesto en marcha una reforma de su gobierno para intentar pasar página de la crisis política en la que está sumido. Y en ese Consell ya no estará Pradas, la responsable más señalada por su gestión.
Pradas (Castelló, 1978) entró en el primer Gobierno de Carlos Mazón como consellera de Medio Ambiente, Agua, Infraestructuras y Territorio. Aquel primer puesto en el Consell ya “le venía grande”, dice una fuente de ese departamento autonómico. Pradas, abogada de profesión, lleva encadenando destinos en el PP ininterrumpidamente desde 2014. Empezó de alto cargo del Gobierno de Alberto Fabra, siguió de concejal en el Ayuntamiento de Castelló, entre 2014 y 2019, pasó por el Senado las siguientes dos legislaturas y aterrizó en su destino final: el Ejecutivo formado en 2023 por Mazón con sus socios de Vox.
Tras la salida de los ultras y la remodelación del Consell, Salomé Pradas fue recolocada al frente del departamento de Justicia e Interior. En su toma de posesión, le agradeció a Mazón “de nuevo” su confianza “para formar parte de su Gobierno del cambio en la Comunitat Valenciana” y por hacerle “un regalo como jurista, el ser nombrada consellera de Justicia”.
En materia de Emergencias y Seguridad, competencias que cuelgan de su conselleria, Pradas se comprometió a trabajar para que hubiera “personal suficiente, los medios adecuados y la formación necesaria”. Sin embargo, tardó tres meses en cubrir la vacante de la dirección general de Interior para nombrar finalmente la mañana de la DANA, y por indicación de Mazón, a un experto en festejos taurinos: el exalcalde del PP Vicente Huet.
La capacidad de respuesta de la consellera frente a la emergencia es “limitada”, asegura una fuente del PP, que recuerda que “no tiene experiencia en gestión”. “Se ha visto que le queda grande”, constata la misma fuente.
A pesar de ello, Carlos Mazón mantuvo incólume su agenda de la mañana del martes 29 de octubre. Luego acudió a un ágape para conspirar la toma del control de À Punt, la televisión autonómica valenciana. Y solo sobre las 19.30, el president tuvo a bien acudir al Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi) de l’Eliana. Antes de la llegada de Mazón, que por si fuera poco retrasó aún más la toma de decisiones clave, todo el operativo estuvo a cargo de Salomé Pradas, en una delegación de funciones para echarse a temblar.
La competición de mentiras entre Pradas y Mazón
El departamento de Justicia e Interior, entregado a Vox en el primer Ejecutivo de Mazón, se centró más en los ‘bous al carrer’, un caladero de votos en disputa entre la derecha y la extrema derecha, que en reforzar la respuesta a las Emergencias, un terreno extremadamente delicado.
El nivel de incompetencia de la consellera Pradas ha sido de tal calibre que el propio Mazón se ha bunkerizado con un pequeño ‘politburó’ de altos cargos de confianza en Presidencia. Por supuesto, Carlos Mazón y los suyos no han sido capaces de mejorar la respuesta a la catástrofe, sino todo lo contrario.
El president y su equipo han llegado a mantener paralizado ocho horas el Cecopi en plena crisis humanitaria en el área metropolitana de la tercera capital de España. Las palabras más repetidas entre las fuentes implicadas directamente en los órganos de coordinación de la respuesta a la emergencia son “caos” y “desastre”.
Una fuente del PP observaba esta semana: “Para mí, el error no fue el martes, eso era imposible de controlar. La mañana del miércoles en Presidencia ya se sabía que los muertos pasaban de largo de los 100, y aun así siguieron bloqueados”. Aunque al principio “falló la información y la toma de decisiones”, la misma fuente afirma que “los fallos de gestión han venido sobre todo después”.
La consellera, también conocida como ‘Salo’, ha mentido tanto desde el pasado 29 de octubre que le resulta complicado desmadejar su intrincada red de falsedades, construida al calor de la tragedia para tratar de soslayar su responsabilidad en una catástrofe de dimensiones descomunales. En una suerte de competición de mentiras con el jefe del Consell, ambos han sido desenmascarados sistemáticamente. Han dejado demasiadas pistas.
Salomé Pradas afirmó este pasado jueves en À Punt que no supo de la existencia del sistema de alertas a móviles hasta las 20.00 de la tarde del martes de las inundaciones; luego un audio publicado por la Cadena Ser desmintió esta versión.
Para rizar el rizo, Pradas volvió a ser desmentida la misma jornada: aunque la consellera de Mazón negó que la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, le ofreciera la ayuda de la UME en la mañana de la DANA, RTVE la grabó contándoselo a su equipo. Dos ‘pilladas’ épicas que no han supuesto consecuencia alguna (ni siquiera una petición pública de disculpas, como hiciera su compañera Nuria Montes tras unas impresentables declaraciones que aludían, sin ningún tipo de humanidad, a los familiares de los fallecidos en la tragedia).
Pradas, sinónimo de incompetencia
Se trata de una suerte de costumbre en el PP valenciano que se remonta al accidente del Metro del 3 de julio de 2006, que en plena visita del Papa a València se cobró la vida de 43 personas y dejó 47 heridos, con muchas víctimas de l’Horta Sud, pero que en el escenario actual se ha ampliado a una escala inédita. Esta vez, al menos, la televisión autonómica no ha manipulado la información como hizo su antecesora (Canal 9), en una época que se saldó con dos directores generales condenados: uno a seis años y nueve meses de prisión por corrupción en el marco del ‘caso Gürtel’ y otro por seis delitos sexuales contra tres trabajadoras de la casa.
Lejos de una mínima asunción de responsabilidades, cada vez que un conseller de Mazón o el propio president abren la boca, ya sea en radio, televisión o redes sociales, aumenta la indignación entre los valencianos, que ya venía agravándose seriamente desde la misma noche del martes 29 de octubre, día de autos, cuando la alerta automática llegó a los móviles extremadamente tarde, a las 20.12. La hora exacta, inolvidable, se ha convertido en una metáfora de la tragedia.
La hemeroteca, como suele ser habitual en estos casos, también compromete a la responsable de Justicia y Emergencias: hace tres años pidió la dimisión de la titular de Agricultura del Gobierno del Pacte del Botànic por la muerte de una decena de burros (con ese umbral de gravedad para pedir la dimisión de una consellera, es fácil deducir el camino que debería tomar Pradas aplicando su propia vara de medir).
La ignota Salomé Pradas se ha convertido —de golpe y sin solución de continuidad— en un rostro muy conocido en España, para espanto de la dirección nacional del PP. Al igual que Carlos Mazón, Pradas ya es irremediablemente sinónimo de incompetencia peligrosa y de mentiras ilimitadas.