Nunca es buena idea dejar pensar al mejor futbolista del rival. El Espanyol lo hizo este viernes y acabó castigado por Dodi Lukeabio, el extremo belga de origen congoleño que comandó el triunfo del Sevilla en Cornellà (0-2). El talentoso futbolista destapó su magia por la pradera del RCDE Stadium, primero con un excelente disparo por la escuadra desde fuera del área y después con otro latigazo con su zurda de seda. Dos golazos, dos bofetadas a un Espanyol sin respuestas que sufrió la quinta derrota en las seis últimas jornadas.
Necesitaba el equipo de Manolo González un golpe de timón tras ser vapuleado en Bilbao, donde los pericos exhibieron la peor imagen del curso. El técnico había exigido la máxima intensidad y concentración para plantar cara a un Sevilla que también venía de llevarse un buen revolcón en el duelo contra el Barça en Montjuïc (5-1).
Retorno de Puado
Fue el conjunto de García Pimienta el que entendió mejor lo que requería el partido. Manolo recuperó a Cabrera en el eje de la zaga y ubicó a Romero en la medular, mientras Puado regresó al once después de superar su lesión. El duelo tenía mucha trascendencia y el capitán perico no se lo quiso perder. El canterano compartió el ataque con el marroquí Cheddira, tan voluntarioso como tosco e inoperante en sus acciones.
Se plantó el Sevilla en Cornellà con el zurrón vacío de victorias fuera de casa, pero se encontró con un Espanyol espeso en ataque y condescendiente en defensa. Lukebakio encontró una autopista en su primera conducción peligrosa y clavó su disparo lejos del alcance de JoanGarcía (m. 20).
Pitos al descanso
Král estuvo cerca de igualar en una acción aislada, pero el checo no llegó a rematar por poco. Le faltaba chispa al cuadro blanquiazul, superado en el centro del campo y sin conexión entre líneas. El único disparo a puerta llegó con una volea de Brian Oliván detenida por Nyland. Parecía que no habría tiempo para mucho más, pero Lukebakio volvió a aparecer para amargar a los pericos cuando faltaban ocho segundos para cumplirse el minuto 45. El belga controló en el área, recortó hacia adentro y marcó con la zurda en una clásica jugada del extremo.
“Estamos fastidiados, hemos perdido haciendo más que el rival. El 0-2 en el 45 nos mató. El resultado es injusto y exagerado”
El pulso alcanzó el intermedio entre pitos de la afición, que esperaba disfrutar del cuarto triunfo en casa tras los logrados ante Rayo, Alavés y Mallorca. La asistencia (23.656 espectadores) volvió a ser notable, pero el equipo no estuvo a la altura pese a los intentos de Manolo, que agitó el árbol antes de la hora de juego con la entrada de Véliz y Romero. Luego llegaría el turno de Roca y Pere Milla, pero no hubo manera. El cortocircuito fue total ante la desesperación de la grada.
Penalti anulado
Sin fútbol ni clarividencia, el peligro solo llegó a balón parado. Un cabezazo de Véliz (m. 71) pudo ajustar las cosas, pero se marchó fuera. Y cuando algo va mal siempre puede ir a peor. Pudo meterse en el partido el Espanyol, pero el VAR tampoco ayudó al anular un penalti por manos de Gudelj (m. 77).
Todo fue mal para un Espanyol impotente que tampoco inquietó en los 11 minutos de añadido y se asoma al derbi contra el Barça en sus horas más bajas. “Estamos fastidiados, hemos perdido haciendo más que el rival. El 0-2 en el 45 nos mató. El resultado es injusto y exagerado“, valoró el técnico blanquiazul.