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Raphinha celebra el tercer gol de su equipo durante el partido de la UEFA Champions League ante el Bayern Múnich en el Estadi Olímpic Lluis Companys este miércoles

El Barcelona devora por fin al ogro del Bayern Múnich


Hay desafíos que no tienen espera para los equipos joviales y con sed de victoria como el Barça. Los azulgrana fueron más insaciables y despiadados que el propio Bayern en un partido tan extraordinario que a punto estuvo de encenderse el pebetero de Montjuïc. El estadio se estremeció en una noche apoteósica del Barcelona. El juego colectivo fue tan admirable como asombrosa resultó la actuación de Raphinha, autor de un hat-trick, después de que los barcelonistas llevaran hasta cuatro partidos consecutivos sin marcar un gol al campeón de Baviera. La eclosión del brasileño ha sido tan sorprendente como la del Barça.

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Iñaki Peña, Iñigo Martínez, Pau Cubarsí, Jules Koundé, Alejandro Balde, Marc Casadó, Fermín López (Frenkie de Jong, min. 60), Lamine Yamal (Ansu Fati, min. 84), Raphinha (Dani Olmo, min. 75), Pedri (Gavi, min. 84) y Robert Lewandowski (Pau Víctor, min. 84)

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Manuel Neuer, Dayot Upamecano, Alphonso Davies, Kim Min-Jae, Raphaël Guerreiro (Konrad Laimer, min. 84), Joshua Kimmich, Thomas Müller (Jamal Musiala, min. 59), Michael Olise (Leroy Sané, min. 59), Serge Gnabry (Kingsley Coman, min. 59), João Palhinha (Leon Goretzka, min. 59) y Harry Kane

Goles
1-0 min. 0: Raphinha. 1-1 min. 17: Kane. 2-1 min. 35: Lewandowski. 3-1 min. 44: Raphinha. 4-1 min. 55: Raphinha

Arbitro Slavko Vincic

Tarjetas amarillas
Joshua Kimmich (min. 26), Leon Goretzka (min. 89)

El Barça pareció por momentos el mejor Bayern y el Bayern recordó a ratos al inofensivo Barça. La última vez que los azulgrana derrotaron a los alemanes, después del 4-0 de 2009, fue en 2015, el año en que lograron la Champions, cuando Messi deshuesó a Boateng. Habían sido las dos únicas victorias por 11 derrotas, alguna tan sangrante como aquella de Lisboa, por 2-8. El técnico del Bayern en aquel partido se llama Hansi Flick. Alrededor de su figura, el Barça ha construido un equipo en estado de gracia, líder de la Liga camino del Bernabéu y capaz de humillar y matar al ogro alemán en Montjuïc.

El Barça es un equipo alemán que juega con la pelota de la Masia. Muy bien podría competir en la Bundesliga por su sentido del ritmo, capacidad para presionar muy arriba y defender hacia adelante, por estar siempre encarado a la portería rival, preparado para marcar goles y competir con el mejor Bayern. El equipo de Kompany sabía muy bien del valor de la afrenta del Barcelona de Flick. Ambos son entrenadores recién llegados a dos equipos que se atraen, comparten convicciones futbolísticas y tienen el mismo gusto por la aventura y el riesgo para suerte del público que llena estadios como el de Montjuïc.

Así se explica que el 1-0 llegara a los 58 segundos después de una pelota jugada por Pedri y Fermín para el desmarque de Raphinha. El brasileño controló el balón que no supo interceptar Kimmich y corrió a campo abierto hacia Neuer. La conducción fue tan certera como el regate al portero ante el clamor de la hinchada del Barça. El Bayern ni se inmutó, consciente de que la jugada fue provocada por un error en el achique de espacios, y tardó muy poco en empatar con un remate muy escorado de Kane a pase de Gnabry. Un gol que se veía venir después de que el VAR ya hubiera anulado una diana del ariete del Bayern.

Los alemanes habían acampado con una personalidad sobrecogedora en el campo del Barça. No soltaban el cuero y sus cambios de orientación desajustaban la línea del fuera de juego tirada por los azulgrana, muy exigidos defensivamente y alejados de Neuer. La propuesta del Bayern asfixió al Barça. Los azulgrana, sin embargo, supieron resistir y sufrir, no se fueron del partido, y poco a poco ganaron el campo y la pelota para situar la contienda en la divisoria y activar a Lamine. El partido se compactó en el medio campo y los equipos vivieron pendientes de un pase filtrado de sus volantes ante el suspense de Montjuïc.

No se reparaba en los ausentes sino en los presente, especialmente en futbolistas irreductibles como Fermín, el centrocampista que cuadró una alineación cantada, y Casadó. Lamine picó el balón para Fermín y el volante ganó la posición a Kim Min para salvar con un toque la salida de Neuer y ofrecer el gol a Lewandowski. El Bayern se quedó petrificado por entender que hubo un empujón de Fermín a Kim. Quiso y no pudo recuperar el guion que tan bien le funcionó hasta el 1-1 y encajó un tercer gol antes del descanso tras una acción excelente de Casadó para Raphinha. El volante cruzó con fuerza y precisión el balón desde la banda derecha hacia el costado para la recepción de Raphinha y el brasileño quebró a Guerreiro para soltar un chut cruzado imposible para Neuer. La efectividad del brasileño y del Barça dejó con la boca abierta al Bayern. Aunque el cuarto del equipo y tercero de Raphinha fue parecido al primero y al segundo, por el desmarque, el control y el tiro, tuvo un efecto terminal sobre el partido: la impotencia del Bayern fue tan manifiesta como la seguridad y convicción del Barça. Nadie reparó siquiera en Peña y la comunión del equipo y la afición explotó en una fiesta final deslumbrante en Montjuïc.



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