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“Un empate no sería tan malo”, dijo el martes Unai Emery. El miércoles, su equipo, el Aston Villa, empató 0-0 con la Juventus y prolongó una racha sombría: siete partidos sin ganar en todas las competiciones. Pocos entrenadores maniobran con más habilidad en las competiciones coperas. A fuerza de añadir cloroformo, demorar la presión, estirar las jugadas y dejar pasar el tiempo, el equipo de Emery invitó a la Juventus a un viaje placentero para todos. La conclusión es que al cabo de cinco jornadas el reparto de puntos sirve a los dos clubes. A la Juventus, porque suma en campo ajeno, y al Villa, porque contabiliza 10 puntos y eso lo coloca en el noveno puesto con una diferencia de goles de +5, en la frontera de la clasificación directa a la siguiente fase.
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Emiliano Martínez, Pau Torres, Lucas Digne, Diego Carlos, Matty Cash, John McGinn, Youri Tielemans, Leon Bailey (Jaden Philogene, min. 85), Boubacar Kamara (Ross Barkley, min. 77), Morgan Rogers y Ollie Watkins (Jhon Durán, min. 77)
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Michele Di Gregorio, Pierre Kalulu, Nicolò Savona (Danilo, min. 65), Andrea Cambiaso, Federico Gatti, Kenan Yildiz (Samuel Mbangula, min. 81), Manuel Locatelli, Teun Koopmeiners, Khéphren Thuram (Nicolò Fagioli, min. 85), Francisco Conceição y Timothy Weah
Arbitro Jesús Gil Manzano
Tarjetas amarillas
Tielemans (min. 9), Leon Bailey (min. 11), Pau Torres (min. 38), Pierre Kalulu Kyatengwa (min. 44), Tim Weah (min. 76), Teun Koopmeiners (min. 92)
Emery se midió a un viejo amigo, Thiago Motta, a quien dirigió en el PSG. El nuevo entrenador de la Juventus viajó a Inglaterra en aprietos. Su equipo marcha sexto en la Serie A y la presión ambiental no deja de crecer en su contra. Hinchas y periodistas le reclaman que la Juve juegue con el dinamismo y la alegría de su Bolonia en el curso pasado, pero no basta con encender el interruptor. El proceso es largo. Muchos de los jugadores son nuevos. La plaga de lesiones no ayuda; Vlahovic, Bremer, Cabral, Douglas Luiz… Ante la incertidumbre, Motta ha optado por estabilizar al equipo en su mediocampo y en su defensa. La Juventus no se desordenó jamás en Birmingham. Salió al campo a estudiar la situación. Lo que se encontró fue un adversario precavido.
Gatti, Kalulu, Locatelli y Thuram, centrales y pivotes de la Juve, salieron jugando decididos a cuidar el balón con esmero. Como quiera que el Villa dejó de estirar la presión a los cinco minutos, no sea que le cogieran la espalda a sus volantes, los visitantes tocaron y tocaron en su campo. Los ataques se prolongaron. Los de la Juve y los del Villa. El contraste se concentró en el mediocampo. Los ritmos se ralentizaron. Ambos contendientes privilegiaron la prontitud de los repliegues frente al atrevimiento de los despliegues. Pronto todos los futbolistas implicados descubrieron que participaban de un proyecto común. No hacía falta pactar nada. Bastaba con fluir con el fluido en busca del premio definitivo del punto. Un punto sin estrés.
Francisco Conceiçao el extremo derecha de la Juve, destacó por su espíritu aventurero entre los visitantes, lo mismo que Ollie Watkins amenazó a la portería italiana con sus giros de diablo. El delantero inglés, uno de los puntas más astutos de la Premier, se inventó dos remates instantáneos. Di Gregorio evitó el primer gol con una parada estupenda. Locatelli desvió un tiro de McGinn en la segunda mitad, a la salida de una contra. Los fogonazos escaparon del concierto de pacifismo imperante. Probablemente la acción más fabulosa del partido la protagonizó Emiliano Martínez, que sacó un cabezazo de Conceiçao sobre la raya.
En el último minuto el VAR anuló un gol al Villa por carga contra Di Gregorio. Sucedió en el curso de una jugada a balón parado, una de las especialidades que convierten a Emery en referente mundial. Pudo ser el 1-0. Pero el videoarbitraje resolvió lo evidente y el partido acabó del modo más justo, dada la producción magra exhibida. Como diría Emery: el resultado “no es tan malo”.