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EL PAÍS

El dobles, señor juez del nuevo formato de la Copa Davis


Se dice una y otra vez: la clave de esta nueva Davis que nació en 2019 no es otra que la suerte del dobles, señor juez del novedoso formato que, a partir de 2019, punto de inflexión con la irrupción del futbolista Gerard Piqué, adoptó una competición que buscaba potenciar la emoción y dinamizar las antiguas series. En vez de cinco duelos, tres, lo que multiplicaba la trascendencia del último turno y la modalidad por parejas pasaba a tener una trascendencia superior. Y así sucede. Basta con echar un vistazo a las cinco ediciones que han transcurrido desde entonces y el dato es contundente; no en vano, veintiuna de las treintaidós eliminatorias (65,6%) se han decantado así, al pulso entre los dúos, como sucedió en el cruce de este jueves entre las dos superpotencias mundiales, Australia y Estados Unidos.

Prevaleció la primera, 2-1. Y en boca de todos, un nombre, el de Bob Bryan, una de las dos piezas que conformaron el mejor combo tenístico de todos los tiempos. Él y Mike, los hermanos, los dos portentos norteamericanos que alzaron 119 títulos de la mano, 16 de ellos grandes; dueños del número uno también. El caso es que ahora todos miran a Bob, al que le sobran conocimientos y experiencia, pero al que esta vez le traicionó el olfato. “Ha sido una decisión de última hora y no me arrepiento. Esperaba sorprender a los australianos, pero al final estuvieron a la altura de las circunstancias”, transmite después de su discutida elección, al apostar por dos singlistas de molde en lugar de hacerlo por el contrastado tándem formado por Austin Krajicek y Rajeev Ram, aquellos que terminaron con otro experimento fallido, el Nadalcaraz, este verano en los Juegos de París.

“Enfrente estaba Jordan Thompson [campeón del US Open y finalista en Wimbledon, un doblista consumado] y también Matthew Ebden [oro en los últimos Juegos]. Ambos han visto jugar muchas veces a Austin y Rajeev, pero no tanto a Ben y Tommy. Era una maniobra táctica para intentar sorprenderlos. Lo intentamos hasta el final, pero ellos fueron más duros”, razona el capitán estadounidense, al que le ha salido el tiro por la culata y, en consecuencia, se despide de la competición también rápido, como España, eliminada en el tercer partido por Países Bajos. “Sabemos de la importancia del dobles”, recalcaba Ferrer, que asoció a Alcaraz, quien todavía está dando sus primeros pasos en la especialidad, con la dilatadísima destreza de Marcel Granollers. Tampoco funcionó la fórmula española el martes.

Shelton sirve, con Paul en primer término.
Shelton sirve, con Paul en primer término.Jorge Zapata (EFE)

Hasta ahora, tres de los cuatro enfrentamientos que han tenido lugar esta semana en el Martín Carpena de Málaga se han decidido de esta forma. Sucedió con España y también en el Italia-Argentina, definido por Jannik Sinner y Matteo Berrettini (6-4 y 7-5 a Máximo González y Andrés Molteni); no así en el Alemania-Canadá, resuelto por la primera sin la necesidad del cara o cruz, caso esto último de Estados Unidos, que mantiene una encarnizada pugna con Australia por el trono histórico (32-28). No pudieron Paul y Shelton con los oceánicos y de poco sirvió el triunfo previo de Taylor Fritz (6-3 y 6-4 a Alex de Miñaur) para neutralizar la renta inicial del adversario, el 6-1, 4-6 y 7-6 (14) de Thanasi Kokkinakis a Shelton. El bloque de Bryan se quedó fuera y la última victoria aderezada de barras y estrellas data de 2007, con Patrick McEnroe en el banquillo.

El Sinner-Berrettini funciona

Entonces fueron los hermanos Bryan, precisamente, los que decidieron la final frente a Rusia (4-1). En la cita que transcurrió en Portland, Bob cedió en el turno individual contra Igor Andreev, pero previamente había certificado junto a Mike el 3-0 decisivo. Hoy día, la estrategia del primero es cuestionada. “Como capitán, uno debe tomar decisiones difíciles, pero había mucha información detrás de esta decisión. Llevamos aquí seis días entrenando, conocemos cómo se sienten todos los jugadores y sabemos mucho de nuestros rivales, sobre todo de aquellos a los que nos enfrentamos”, sostiene el técnico californiano; “todo lo que hacemos se basa en el análisis, hablamos con otros entrenadores y jugadores; afortunadamente, mi hermano está aquí, además de otros asesores excelentes. Nos reunimos y decidimos eso, sabiendo que nos movíamos en un borde muy fino. Pero, como ya he dicho, no me arrepiento”.

Sinner y Berrettini, ante González y Molteni.
Sinner y Berrettini, ante González y Molteni.Juan Medina (REUTERS)

Será Australia, por tanto, la que compita el sábado (13.00) en las semifinales contra los italianos, como reedición de la final de hace un año. Los chicos de Lleyton Hewitt, superados entonces, alcanzaron por tercera vez consecutiva la penúltima ronda del torneo y enseñan definitivamente los dientes, del mismo modo que los azzurri se elevan a lomos del intratable Sinner. El número uno intervino por partida doble. De entrada, compensó la caída de Lorenzo Musetti (6-4 y 6-1 con Francisco Cerúndolo) con su victoria ante Sebastian Báez (6-2 y 6-1), y después se asoció con Matteo Berrettini para firmar el pase poco antes de las once de la noche. En la línea de lo apostado por su homólogo estadounidense, Filippo Volandri renunció a los especialistas, Simone Bolelli y Andrea Vavassori, y optó por una alianza entre dos tenistas de sobrada calidad individual que mezclaron bien.

En sentido inverso, al capitán italiano le respondió de maravilla su binomio. Sinner prolongó el magnífico tono de estos tiempos y Berrettini, torpedeado por las lesiones cuando en su día llegó a ser una de las referencias del circuito, recuperó el brillo de otros tiempos. “No es una decisión fácil para el capitán porque hay muchos jugadores buenos. Estoy muy orgulloso de mí mismo”, apuntó el romano, encantado de formar al lado del tenista más en forma del momento; en realidad, de todo el curso. No hay quien lo pare. Se expresaba también el de San Cándido: “Había muy buenas opciones. Tenemos un dobles increíble, pero me sentía bien físicamente después del primer partido y ha sido su decisión. Pero esto puede cambiar cada día…”. Este viernes, entretanto, Alemania y Holanda protagonizarán la primera semifinal (17.00, Movistar+).



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