La catástrofe causada por la DANA en Valencia ha puesto en boca de todos una realidad que los científicos de todo el mundo llevaban ya tiempo anunciado: los fenómenos meteorológicos ocasionados por los efectos del cambio climático serán cada vez más frecuentes y más extremos.
Esta realidad nos pone un nuevo reto por delante: la seguridad. Un problema que, al menos a día de hoy, con la tragedia valenciana todavía anclada en la zona más reciente de nuestra memoria, se ha convertido en una de las prioridades sociales.
Así, la seguridad se pone en la lista de los retos que más preocupan a los españoles, donde destaca desde hace ya un buen tiempo el problema de acceso a la vivienda, dos aspectos que, según el conocido ingeniero de edificación y divulgador Jordi Martí (@jordimartix), no acaban de casar.
En una entrevista con el HuffPost, Martí ha profundizado sobre uno de los dilemas más complejos al que se enfrenta el sector de la construcción hoy en día: la necesidad de construir viviendas más seguras ante las crecientes amenazas del cambio climático frente a los problemas de accesibilidad económica para los compradores.
“Nunca sabes a ciencia cierta exactamente lo que va a pasar, pero se van confirmando las previsiones de que si seguimos de esta manera la temperatura del planeta seguirá subiendo, por lo que es lógico pensar que cosas que pasan en otros países y que en España siempre hemos visto de lejos poco a poco puedan ser más habituales, como el tener vientos huracanados, importantes sequías o grandes inundaciones”, apunta el ingeniero.
“Y si queremos estar preparados para afrontar los efectos del cambio climático tenemos que incrementar el nivel de seguridad a nuevos niveles, y esto es un reto tremendamente complejo”, añade el experto en edificación.
“Es que es muy difícil porque cuanta más seguridad queramos, más caro va a ser todo. Entonces, si tenemos un reto de acceso a la vivienda, ¿esto como lo combinamos? Es como un coctel que combina muy mal las dos cosas”, relata el arquitecto técnico.
“Por una parte, si vamos del lado de la seguridad estamos incrementando el problema de acceso a la vivienda, y si no hacemos nada, pues bueno, ya estamos viendo que las consecuencias son muy dramáticas”, subraya Martí.
“Construir con estos estándares de seguridad significa que, inevitablemente, la vivienda será más costosa. Y cuando eso ocurre, se hace más difícil para muchas personas comprar una casa, especialmente en un mercado donde ya existe una presión por los altos precios”, matiza el divulgador.
Sin embargo, el ingeniero de edificación asevera que no hay otra manera. “Hacer casas más seguras incrementa necesariamente su coste”, asegura Martí, quien explica que esto se debe a que para garantizar que un edificio resista de manera efectiva las amenazas naturales, como inundaciones o terremotos, se requieren materiales especiales, diseños más complejos y, en algunos casos, infraestructuras adicionales que aumentan los gastos en la construcción.
“Esta mayor inversión en seguridad lleva necesariamente a que el precio final de la vivienda se eleve considerablemente, lo que plantea un problema mayúsculo. Pero esto la gente lo debe aceptar y asumir, y es un debate complejo porque implica replantearse en todo”, plantea el arquitecto técnico.
“Y ahora porque ha pasado lo de Valencia y tenemos todos el foco puesto, pero la realidad es que aquí la prioridad es construir más vivienda porque la situación habitacional es insostenible”, puntualiza Martí.
Para el experto en edificación, es una realidad que “la amenaza de la vivienda” es más importante para la gente que el cambio climático, y asegura que “es casi imposible contestar de manera factible a las dos”.
“La demanda de la población se va a centrar más en resolver el problema la vivienda que en las amenazas del cambio climático”, vaticina el experto, quien añade también que “el mercado inmobiliario no está generalmente dispuesto a pagar más por una vivienda solo porque sea más segura”, afirma el ingeniero.
“Las personas, en general, priorizan la accesibilidad económica y es difícil que acepten pagar precios más altos solo por la seguridad. La realidad es que eso solo lo harán cuatro gatos contados”, apunta el divulgador.
“Y a partir de aquí se presentan muchos retos, porque tenemos incoherencias. Nuestras expectativas como sociedad no están muy bien alineadas con la realidad del cambio climático”, continúa el experto.
“Mientras no entendamos que hay que asumir un cambio de paradigma en relación a las amenazas del cambio climático, mientras no lo asumamos, que creo que como sociedad aún no lo vamos a asumir, pues bueno, solo nos queda encontrar soluciones o ir sufriendo los embates de la realidad”, sentencia el arquitecto técnico.
Una pizca de optimismo
No obstante, el ingeniero de edificación asegura que tanto la innovación en el sector de la construcción como la elaboración de nuevas normativas a nivel europeo tienen muy en cuenta los nuevos retos de vivienda presentados por el cambio climático, algo que es a todas luces positivo.
“A medida que las normativas urbanísticas evolucionen es posible que se puedan encontrar maneras de integrar las medidas de seguridad sin que los costes sean tan altos. Por ejemplo, la mejora en los códigos técnicos de construcción y el uso de materiales más accesibles pero igualmente efectivos podrían reducir el impacto financiero”, indica el divulgador.
“Vamos hacia una edificación más resiliente, una edificación que esté más preparada para afrontar las incertidumbres del futuro y para contrarrestar, o por lo menos no contribuir tanto, al cambio climático”, destaca Martí.
“Pero claro, por ejemplo, a nivel de inundaciones, de desastres… no estamos pensando las viviendas para aguantar un huracán. No es fácil construir así y, aunque una parte dependa de la normativa, esto tiene que ser también una decisión propia de cada individuo, de cada familia… de decir: vale, ¿dónde estoy viviendo? ¿Merece la pena que invierta en seguridad?”, concluye el ingeniero.