Un tribunal de Singapur ha condenado al magnate del petróleo Lim Oon Kuin a 17 años y medio de cárcel por estafar al banco HSBC 112 millones de dólares (106 millones de euros) e instigar a la falsificación de documentos, en un caso que ha conmocionado al sector empresarial de materias primas de la ciudad-estado.
El fundador de la firma Hin Leong Trading, de 82 años, quien compareció en las vistas judiciales en silla de ruedas, se enfrentaba a tres cargos aunque inicialmente se presentaron más de 100 acusaciones. Lim y sus hijos ya habían acordado en septiembre pagar 3.600 millones de dólares a los liquidadores de la empresa y al acreedor HSBC en un caso civil separado, y se declararon en quiebra.
La fiscalía había pedido una pena de hasta 20 años de cárcel; el abogado defensor de Lim, Davinder Singh, abogó por siete años, dada su edad y su mal estado de salud. El juez Toh Han Li declaró el lunes en los Tribunales Estatales de Singapur que el caso implicaba algunos de los delitos de estafa más graves conocidos en la historia del país. Una sentencia de cárcel de más de 17 años que consideró “disuasoria” y que, dijo, estaba justificada por la magnitud de la estafa, añadiendo que no habría concesiones por la condición médica de Lim. El empresario, que habla mandarín y tiene conocimientos limitados de inglés, escuchó la sentencia a través de un traductor.
Su abogado Davinder Singh, entre cuyos clientes se encuentra el primer primer ministro del país, Lee Kuan Yew, ha presentado un recurso en nombre de su cliente. Lim no empezará a cumplir su condena hasta después de la vista del recurso.
OK Lim, como se conoce popularmente al magnate, pasó de tener una empresa de un solo pequeño camión a convertirse en una gran holding familiar. Comerciantes, analistas y abogados entrevistados por Bloomberg describieron a un joven inmigrante cuya valentía y visión para los negocios eran tan notables como su mano dura en los primeros años.
Hin Leong, en su momento álgido, comercializaba toda una gama de productos petrolíferos, fabricaba lubricantes y explotaba terminales de carga e instalaciones de almacenamiento. Su filial contaba con una flota de más de 100 buques que transportaban combustible por todo el mundo.
El gran derrumbe de Lim se produjo en 2020, cuando la Covid-19 provocó la caída libre de los precios del petróleo. Una mala apuesta de que la rápida contención del coronavirus por parte de China daría la vuelta al mercado del crudo en poco tiempo expuso a la compañía a 800 millones de dólares de pérdidas ocultas en futuros sobre los precios. Otras prácticas que se descubrieron más tarde incluían el uso una única carga única para obtener múltiples préstamos. Aunque la documentación oficial de la empresa apuntaba a un beneficio anual, en realidad llevaba años en números rojos. Inicialmente se le imputaron 130 cargos penales por valor de cientos de millones de dólares, pero finalmente solo fue juzgado por tres.
El desplome de Hin Leong supuso un duro golpe para el sector y para Singapur, que aún se recupera de otros escándalos comerciales y contables, como los de Noble Group, Agritrade International, ZenRock Commodities Trading y Hontop Energy (Singapore), que amenazaron la reputación de país limpio. Una oleada de escándalos en el mercado a lo largo de la década de 2010-muchso de ellos con fraude y la falsificación de documentos- planteó dudas sobre la capacidad del país para frenar ciertas actividades de sus firmas de comercio.
Amante del riesgo
Nacido en la provincia china de Fujian, Lim empezó como pequeño mayorista de combustible para empresas locales de transporte y barcos pesqueros. Más tarde, aprovechó su capacidad logística para crear una red de distribución regional que abastecía a mercados asiáticos fronterizos como Vietnam y, más tarde, Myanmar.
La posición central de Singapur en las rutas marítimas mundiales que conectan China con los mercados mundiales, así como su estabilidad y bajos tipos del impuesto de sociedades, la han convertido en uno de los centros mundiales más importantes para el comercio de materias primas, como explica el diario Financial Times.
Quienes conocieron a Lim en su época de mayor apogeo del negocio lo describen como una figura discreta, con un camino desde la escasez hasta lo más alto de una actividad comercial que le llevó a amasar una fortuna de la que prefería no hacer alarde. En su su propio testimonio, describió su educación como hijo de un de un pescador, con trabajos esporádicos para llegar a fin de mes, antes de asociarse con los proveedores que vendían combustible para el barco familiar.
Pero este peso pesado del comercio de petróleo también era un gran jugador de póquer y un amante del riesgo, y aprovechó al máximo la opacidad del mercado del petróleo. Sus operaciones, audaces y agresivas, se hicieron legendarias.
“OK Lim fue un pionero del comercio de petróleo en Singapur y Asia, y una historia de éxito”, declaró John Driscoll, un comerciante de Singapur que operó junto a Lim en las décadas de 1990 y 2000. “Aunque tiene que hacer frente a sus malas acciones y al hundimiento de su empresa, eso no le quita mérito a su legado y a la historia de éxito del que fue el principal comerciante de petróleo del país”